nido de pingüino barbijo en fase de guarda |
Fue hace ya un par de meses cuando contamos cual era el
estado de las pingüineras en la Antártida y dejamos a los pingüinos a punto de
concluir la primera etapa de la reproducción una vez nacidos los pollos, el llamado periodo de guarda, y de comenzar la siguiente fase, la guardería.
La guardería
hace referencia precisamente a la situación en la cual los dos adultos que han
estado presentes de forma alterna en el nido cuidando de los pollos, deciden
dejarlos solos e ir ambos al mar a por el alimento. De repente los
pollos, ya con unos treinta días, y que siempre habían tenido al padre o la madre
junto a ellos se encuentran solos y comienzan a moverse a los nidos cercanos en
busca de un adulto con el que sentirse seguro. Sin embargo, pronto va a
descubrir que el pretendido refugio no es mas que una fuente de desagradables
experiencias al ser picoteado con insistencia por esos adultos. Poco a poco
aprende que lo mejor es quedarse quieto a una prudente distancia de los nidos
cercanos. Afortunadamente la sincronía en una buena parte de las parejas
permite que estos pollos no sean los únicos que se quedan solos en el nido,
sino que un gran número los acompañen en esta situación, y es en ese momento
cuando se van acercando unos a otros y se forman las denominadas guarderías que
no es otra cosa que pequeñas aglomeraciones de pollos donde entre si se dan
calor y donde se protegen en el interior de las colonias de los ataques de los
skuas.
Guarderia de pollos de pingüino barbijo |
En este periodo las pingüineras cambian radicalmente su aspecto y de una
agrupación de nidos perfectamente ordenados pasa a ser un caos donde los nidos han desaparecido, los adultos ya no siguen aportando piedras y acondicionándolos, y
donde se pueden ver grupos de pollos y pocos adultos que se mueven en su
interior sin aparente orden. En esta situación surge un claro problema,
mientras que antes los adultos llegaban al nido y encontraban a su pareja y a
los pollos para alimentarlos, encontrar el nido ahora resulta más complicado.
Esto provoca que el ruido de la pingüinera se incremente considerablemente ya
que la localización de los pollos entre el totum revolutum que se ha convertido
la colonia, se realiza a base de graznidos. La escena es la de la llegada de
adultos procedentes del mar con el ansiado alimento que más o menos en el lugar
donde se encontraba el nido comienzan a llamar a sus pollos para darles de
comer. El encuentro se produce con facilidad pero con frecuencia hay pollos
intrusos que pretenden engañar al adulto como si fueran sus hijos y se acercan
pidiendo comida, lo único que consiguen es un picotazo o un aletazo, pero el
hambre hace fuerte a la osadía y quizás sus padres se están retrasando más de
la cuenta, así que había que probar suerte.
Final de una carrera para alimentar a los pollos |
Una vez localizados los pollos es
cuando se da uno de los comportamientos más pintorescos de los pingüinos, las
carreras. La pingüinera se ha convertido en una suerte de estadio de atletismo
donde grupos de tres pingüinos, un adulto delante y dos pollos detrás, corren
durante unos metros. Cuando parece que el adulto va a dar de comer al pollo, en
lugar de regurgitar un buen montón de krill, de repente inicia una carrera y a
los pollos hambrientos no les queda más remedio que salir desesperadamente
detrás intentado llegar antes que su hermano. Parece que la función de estas
carreras es identificar al pollo más hambriento y también al que está demasiado
débil, si uno de los pollos no tiene demasiada hambre no va a correr tanto como
el hermano que intentará llegar al adulto a toda costa. Por otra parte si uno
de los pollos está enfermo o tiene algún problema que le impida correr, el padre
decidirá de esta manera que no merece la pena invertir en él y dedicará sus
esfuerzos al otro hermano. Así es la naturaleza, rentabiliza los esfuerzos
implacablemente.
Con este ajetreo discurre el
tiempo en las pingüineras durante otros 20 días más, tiempo en el que los
pollos cambian el ralo plumón gris por un plumaje de tono azul eléctrico de
aspecto semejante al de los adultos y que en el proceso les deja cómicas
apariencias con crestas, o restos de plumas distribuidas desigualmente.
Pollos de pingüino barbijo a punto de irse al mar |
Llega
entonces el momento en el que los adultos abandonan definitivamente a los
pollos y no vuelven a cebarles y éstos comienzan el peregrinaje hacia la costa para
lanzarse al mar por primera vez y buscar el alimento por ellos mismos. La playa
de la pingüinera se llena de pollos con aspecto despistado que se van juntando
en grupos sin terminar de tomar la decisión de echarse al mar. Es un momento
complicado que aprovecha su principal depredador en el mar, la foca leopardo,
para dar cuenta de alguno de ellos.
Poco a poco las colonias de la pingüinera
se van quedando vacías y toda la vida se concentra en el borde del mar.
Pero
todavía queda un último cambio antes de que las colonias de cría se queden
definitivamente en soledad, y es la muda del plumaje de los adultos que durante
un par de semanas han estado engordando en el mar para poder afrontar este
periodo en el que durante otras dos semanas estarán perdiendo las plumas
antiguas cambiándolas por unas nuevas en perfecto estado que aseguren su
protección frente a las aguas frías y las duras condiciones invernales. La
pingüinera se convierte en esta etapa en un espectáculo de miles de pingüinos
quietos en posición erguida mientras las plumas caen dejando pequeños
montoncitos blancos sobre el suelo al que dan un aspecto niveo, al tiempo que el
viento las levanta formando remolinos como si de una ventisca se tratara. Una
vez los adultos tienen su nuevo plumaje listo se van al mar abandonando
definitivamente las colonias de cría que quedan en silencio esperando el paso
del invierno y la llegada de la primavera para cerrar el ciclo con la llegada
de nuevo de los pingüinos para comenzar una nueva etapa reproductora
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