El comienzo del año es siempre un punto de inflexión en el
que plantearse nuevas metas, cambios, retos… Para nosotros no ha sido así, ha
significado un punto de partida, bueno, en realidad ha sido un punto de llegada
y es que después haber realizado una travesía del paso de Drake o del también
llamado mar de Hoces de dos días y otros dos días en la isla Livingston
descargando el material de la base Juan Carlos I, a las 7 de la mañana de este
primero de enero de 2018 hemos llegado a la isla Decepción donde permaneceremos
las próximas seis semanas.
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Albatros de ceja negra en el paso del Drake |
La primera llegada de la campaña para realizar la
apertura de la base Gabriel de Castilla no es una cuestión que pueda tomarse a
la ligera, como ya se ha comentado en este blog, esta isla es uno de los dos
únicos volcanes activos de la Antártida y el único volcán activo del mundo cuyo
interior es navegable. Es por tanto un lugar donde es necesario tomar precauciones
para reducir cualquier riesgo al mínimo. Para ello está establecido un estricto
protocolo de reconocimiento de la isla llevado a cabo por el equipo de
vulcanólogos de la expedición, primero por el exterior y después por el
interior, para comprobar que no hay ninguna señal reciente de un aumento de la
actividad volcánica.
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El saliente rocos de Morro Bailey en isla Decepción |
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Zona de Terraza Kendall en isla Decepción |
La navegación alrededor de la isla para el reconocimiento exterior nos ha ofrecido una oportunidad única que no se disfruta en el resto de ocasiones que el barco llega y nos ha permitido conocer rincones de la costa que no habíamos visto nunca.
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Pingüinera de Vapour Col vista desde el mar |
También entre la bruma, hemos podido ver la
pingüinera donde trabajamos desde una perspectiva diferente, la misma que
tienen los pingüinos cuando después de una jornada pescando vuelven hacia las
colonias de cría.
Mientras navegámos nos esperaba una grata sorpresa gracias a la dotación de guardia en el puente de mando del Hespérides: escuchar en directo el concierto de Año Nuevo. Presenciar las costas
nevadas, los glaciares, las islas de los alrededores e incluso alguna ballena,
a la vez que se escuchaban las notas de valses y polkas en una ocasión tan
especial no tiene precio y es una vivencia que seguro siempre nos va a acompañar.
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Surtidor de una ballena jorobada o jubarta |
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Fuelles de Neptuno desde el interior de isla Decepción |
Una vez finalizado el reconocimiento, el protocolo continúa,
el barco navega hacia el interior de la isla pasando entre los impresionantes
fuelles de Neptuno y lentamente se va aproximando al lugar de fondeo enfrente
de lo que será nuestro hogar para las próximas semanas, la base Gabriel de
Castilla. La visión de la base asomando al fondo de la isla a medida que el
Hespérides avanza genera diversas emociones, para los que llegan por primera
vez la curiosidad y la expectación; para los veteranos los recuerdos de muchas
campañas previas donde hemos pasado grandes momentos con muy buenos amigos que
no tienen nuestra suerte de volver, y para todos, las esperanzas puestas en poder cumplir los objetivos científicos que nos hemos marcado y que nos han traido a estas latitudes.
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Buque oceanográfico Hespérides |
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Base Antártica Gabriel de Castilla |
Fondeado el barco, los vulcanólogos bajan a tierra y durante
unas horas colocan un sismógrafo que recoge los datos de la actividad sísmica de la
isla. Después de analizarlos se decide si finalmente es posible realizar la
apertura de la base e iniciar la descarga del material y del personal.
En esas estamos en este momento, descarga de material,
alimentos, combustible. A partir de mañana, día tres de enero, bajaremos a
tierra y para nosotros comenzará de nuevo la aventura. De nuevo en isla
Decepción.