miércoles, 8 de febrero de 2017

Isla Decepción, continuando el trabajo

Escrito a bordo del Hespérides el 31 de enero de 2017

Nuestra segunda etapa de trabajo se ha desarrollado en la isla Decepción, fundamentalmente en la pingüinera de Vapour Col. 

 Vista de la pingüinera de Vapour Col
                                              

    Fumarolas
Esta isla es un lugar muy especial de la Antártida, es un volcán todavía activo donde en diversas zonas pueden apreciarse los signos de esa actividad como es la existencia de lugares con fumarolas, con zonas de suelos calientes a 80ºC y con aguas calientes. 
                                                                  
Su fisiografía está dominada por estas señales volcánicas con diversos cráteres que contienen un lago en su interior, restos de coladas volcánicas y la continua presencia de piroclasto, es decir, restos de las cenizas volcánicas expulsadas por el volcán durante sus erupciones. 

     Vista del Crater Lake
                                                            

Tanto es así que aquí en lugar de encontrar glaciares níveos como es habitual en el continente, lo que encontramos son glaciares negros donde cenizas y hielo se mezclan a veces a partes iguales. Es este paisaje el que le da esta peculiaridad característica que contrasta con el paisaje blanco típico de la Antártida y que atrae a ejércitos de turistas a estas tierras. Fruto de esta actividad volcánica la isla presenta una forma de herradura consecuencia del hundimiento de la caldera del volcán que generó una bahía interior navegable y abierta al exterior por los denominados Fuelles de Neptuno.
                                                               
Fuelles de Neptuno
                                                                   
En la zona interna de la isla es donde se sitúan las bases, en la actualidad la española (Gabriel de Castilla) y la argentina (Decepción) y en el pasado reciente, chilena (Pedro Aguirre Cerda) y británica (Base B) ambas destruidas por una de las últimas erupciones. La isla ha sido también escenario de la presencia de una factoría ballenera noruega (Hektor) que estuvo activa hasta 1931 y donde se llegaban a cazar 10000 ballenas por año. Hoy afortunadamente solo queda el nombre que recuerda su existencia, Bahía Balleneros y los restos de parte de sus instalaciones.

                                                Base Antártica Española Gabriel de Castilla

                                                 Restos de la base B Británica

                                                   Restos de la estación ballenera Hektor

Desde el punto de vista faunístico, la isla es bastante pobre en comparación con las islas de los alrededores, no cría ningún mamífero marino aunque a finales de enero y durante febrero se concentran centenares de lobos marinos en las playas de la isla.


Las poblaciones de aves a excepción de los pingüinos no se pueden considerar de gran importancia aunque en la isla crían la gaviota cocinera, págalos o skuas, petrel damero, petrel de las tormentas  y cormorán antártico.


En el caso de los pingüinos, las circunstancias cambian, aunque solo cría una especie de pingüino en la isla, el pingüino barbijo, sus poblaciones son muy abundantes. En total existen 8 pingüineras, llegando  a tener una de las pingüineras más grandes de esta región con 50000 parejas. Nuestro trabajo se desarrolla en la pingüinera de Vapour Col con una población estimada de 20000 parejas.
Esta pingüinera se asienta sobre una base de cenizas volcánicas en la costa exterior de la isla y está formada por colonias de tamaño variable entre 700 y 20 parejas. Se puede considerar con un lugar excepcional ya que el 80% de lo que se conoce de la biología de esta especie se ha determinado por el trabajo de investigadores españoles en esta colonia. Recientemente se ha señalado una reducción del 36% de su población en la misma dirección y magnitud de lo reportado para otras colonias de la misma especie en la región. Esta reducción parece estar determinada por una menor abundancia de krill en el mar como consecuencia del cambio climático.


Es aquí donde hemos estado desarrollando nuestro trabajo en las últimas semanas y que ha consistido al igual que en Byers en la obtención de información sobre el comportamiento de alimentación, en este caso del pingüino barbijo, y como este comportamiento puede estar influido por las condiciones físicas de cada individuo (presencia de parásitos, enfermedades, contaminantes etc.) y a su vez como puede influir en dichas condiciones a través por ejemplo del estrés oxidativo. Para ello, también hemos equipado a estos pingüinos con dispositivos que llevan un GPS, un profundímetro, y acelerómetros que nos permite conocer los detalles de su viaje de alimentación, a donde han ido, cuanto han tardado, a que velocidad, que profundidad han alcanzado durante el buceo para obtener comida.  Estos individuos eran recapturados cinco días después para retirarles el dispositivo y descargar los datos y tomarles muestras de sangre que nos darán la información fisiológica necesaria para cumplir nuestros objetivos.


El trabajo se ha desarrollado adecuadamente y hemos conseguido cumplir una buena parte de los objetivos propuestos como era familiarizarnos con esta nueva tecnología, probar los dispositivos y obtener una información muy relevante que servirá para establecer comparaciones con otras especies de pingüinos, determinar los lugares de alimentación con vistas a examinar posibles interacciones con la actividad pesquera en la zona y obtener los primeros datos para completar la base necesaria para completar los objetivos propuestos.

Con esto, la primera parte del trabajo, la obtención de muestras y datos está cumplida, ahora nos queda el análisis de los mismos cuando lleguemos a España y empezar a planificar la campaña del año que viene, el tiempo pasa rápido.

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